Incluida en el disco "The Works", esta canción tuvo una cierta trascendencia en muchos países que en la década de los 80 luchaban por zafarse de regímenes poco democráticos o directamente dictatoriales, siendo singularmente apreciada por quienes entonces querían derrocar el apartheid en Sudáfrica. El video, por tanto, no fue considerado en conjunto con la canción, porque a ver cómo se lucha contra la opresión viendo a cuatro señores como cuatro castillos travestidos de marujas.
Pues de eso iba el video. La idea la tuvo Roger Taylor, que parecía el más formalito de los cuatro, quien propuso una parodia de la longeva telenovela británica "Coronation Street" para transmitir una imagen más informal del grupo, para dar a entender a su público que Queen también podía, y sabía, reírse de sí mismos. "Coronation Street" lleva en antena desde 1960, por lo que si alguien vio un capítulo en 1963 y luego ya no vio más, aún está a tiempo de reengancharse a la trama. La dirección del video fue encomendada al británico David Mallet, quien ha demostrado su pericia con artistas como David Bowie, Def Leppard, Scorpions o Luis Miguel (admirable versatilidad).
El video se inicia ubicando al espectador en la misma ambientación en que transcurre la telenovela: una clásica calle obrera de una ciudad inglesa, con sus casas de ladrillo idénticas, una al lado de otra. Vemos que una especie de cacharro despertador echa humo justo al lado de donde duerme Brian May, al que apropiadamente eligieron para que llevara los rulos; no parece una manera sosegada de despertarse y menos aún un aparato seguro para tener al lado de la cama. Brian se levanta un poco de mal humor, se enfunda unas zapatillas de peluche y baja al salón, donde se encuentra que Freddy Mercury está empezando a pasar la aspiradora. Pero no de cualquier manera, no señor, nada de ropa de andar por casa. Freddy pasa los mochos con un top ajustado, una falda de cuero, medias de rejilla y tacones (menos elevados de lo inicialmente previsto porque Freddie estuvo a esto de abrirse el melón un par de veces). Hacendoso sí, pero divino de la muerte también.
El bigote no era negociable
John Deacon, por su parte, eligió el papel más descansado e interpreta a una anciana conservadora que lee el periódico con actitud de "todo está fatal, y peor que se va a poner". Roger Taylor, mientras, está en la cocina, convertido en una 'sexy' colegiala, con un rumboso meneíllo de caderas que Queen desaprovechaba en los conciertos.
La estrella es Freddie, que nos canta sus ansias de libertad guiñándonos el ojito bajo esa peluca inenarrable mientras pasa la aspiradora con garbo y hechuras de hembra liberada (véase entre el 0:54 y el 1:00). Resulta que en el bajo de la escalera Freddie tiene un puerta a otra dimensión, en la que nos adentramos con curiosidad. Es una especie de submundo oscuro, donde un montón de gente con linternas en el casco desfila alrededor de Queen, dispuestos en rombo como ya lo hicieran en "Bohemian Rhapsody". A continuación, Freddie, al que la camisa le apretaba incluso más que los pantalones (doble cinturón para minimizar el riesgo de caída), nos canta con ese estilo tan únicamente suyo, para transformarse después en una especie de fauno - primo de Mr Spock, y frotarse un rato contra unos muchachos y muchachas que andaban por allí vestidos con mallas moteadas. Ya en harina, Freddie se hincha a uvas, pero sin usar las manos, en un claro alegato a favor de la fruta.
La coreografía que vemos a continuación, en la que Mercury es llevado por varias personas y luego "rueda" sobre ellas, no salió de la nada. Fue concebida por Wayne Eagling, entonces uno de los cabezas del Royal Ballett (alguno de los bailarines también se apuntó al bombardeo), un colaborador habitual de Freddie en todo lo que supusiera baile, ya que si bien el cantante era un intérprete nato y una bestia sobre el escenario, las coreografías preparadas se le atragantaban. Ignoro qué querría decirnos Queen con esta parte del video, aunque me inclino a pensar que la belleza plástica y onírica de las imágenes resultantes ya era bastante mensaje.
El video retorna a la realidad de la falsa Coronation Street, nos devuelve a la vida cotidiana de esa ama de casa aburrida y sus compañeras, cada una a lo suyo mientras Freddie insiste en que quiere romper y ser libre.
En los Estados Unidos (recuerden: años 80, Ronald Reagan, sitcoms ñoñas), este video estuvo vetado en la MTV y otras emisoras musicales, a pesar de ser una parodia inteligente y divertida, y sobre todo, una grandísima canción.
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