viernes, 20 de enero de 2012

Arctic Monkeys - "When the Sun Goes Down" (2006)

No arriesgo mucho cuando afirmo que los Arctic Monkeys son la mejor banda de rock británico de este siglo. Lo que siempre me ha gustado de ellos ha sido su propia historia: cuatro amigos de un instituto de Sheffield se convierten en músicos autodidactas, forman una banda, se dedican a tocar por clubes mientras venden maquetas al acabar los mismos. Me parece una historia surgida de otra época, de aquellos buenos tiempos en los que las bandas se formaban así y no mediante castings como ahora.

La banda ya tenía hecho un nombre en su país incluso antes de tener discográfica. Por eso cuando publicaron su primer disco fue todo un acontecimiento. Ese disco se llamó "Whatever People Say I Am, That's What I'm Not" y contenía temazos como "I Bet That You Look on the Dancefloor", "Fake Tales of San Francisco", "The View from the Afternoon" o la que nos ocupa "When the Sun Goes Down".

La portada de este disco es bastante curiosa y fue absurdamente polémica. El Servicio Nacional de Salud británico criticó la portada porque daba a entender que fumar está bien.



No sé a ustedes, pero a mí no me incita a fumar lo más mínimo. En resumen, la típica polémica que se puede resumir con la frase "tontos hay en todos lados".

Al tema. El vídeo fue dirigido por Paul Fraser y va acorde con lo que nos cuenta la letra. Una joven que se prostituye para pagarse las drogas y mantiene una relación de amor-odio-dependencia con uno de sus clientes, el "Scummy Man" (tipo asqueroso) al que se refiere la letra. El "Scummy Man" se dedica a manipular a la chica, a intimidar a todo aquel que se acerque a ella con intención de ayudarla, etc. En el 1:20 vemos a la chica intentando convertir en cliente a Matt Helders, el batería de la banda, a la que vemos en el 1:35 cargando sus instrumentos en un coche.

El reparto del vídeoclip tiene su enjundia. La chica es Lauren Socha, ganadora del BAFTA por su rol de la telépata Kelly Bailey en la serie "Misfits", en su primer papel.

El "Scummy Man" es Stephen Graham, al que hemos visto en "Snatch: cerdos y diamantes", era el mítico medio escocés del Leeds United Billy Bremner en "The Damned United", también lo hemos visto en la reciente "El topo" y es el Al Capone de la serie "Boardwalk Empire".




Paul Fraser decidió poco después tirar más del hilo y realizó una corto titulado "Scummy Man", con el reparto del vídeo e insertando planos de éste. Por si les apetece verlo, ahí van los dos links. Eso sí, está en ingles sin subtítulos.

                               http://www.youtube.com/watch?v=qhCaLTJfjPU

                      http://www.youtube.com/watch?v=V-DjEAnef9U&feature=related

domingo, 8 de enero de 2012

Jewel - "Intuition" (2003)

Ahora que acabamos de dejar atrás la locura consumista de las fiestas navideñas, quizás sea una buena idea dedicar este primer post de 2012 a un video que, con claro tono paródico, nos invita a reflexionar sobre la invasión de las marcas y la publicidad en nuestra vida diaria.

En 2003, la cantante norteamericana Jewel lanzó su disco "0304". Para los fans más integristas de la compositora, el giro fue difícil de entender y digerir. En el libreto de su disco debut ("Pieces of you"), Jewel había incluido poemas, y su música siempre tendió a las letras intimistas y a la quietud, rayando la cancamusa, incluso.

De esto (1994)


a esto (2003)


 mediaban nueve años, cuatro álbumes de estudio y una interesante transformación.

No obstante, a pesar de la revolución en el envoltorio, la letra de "Intuition" no se aleja tanto de los principios que Jewel ha mantenido durante su carrera. La canción nos invita a no dejar que nuestras emociones sean controladas por las marcas (you learn cool from magazines / you learn love from Charlie Sheen), a que sigamos nuestras intuiciones "porque ellas nos llevarán por el camino correcto".

El video lo dirigió Mark Klasfeld, que se gana la vida mayormente con la dirección de videoclips. Jewel pasea por la calle, y en cada esquina, en cada escena cotidiana a la que no prestamos atención, surge un anuncio, un mensaje comercial. Para remarcarlo, las partes anodinas están filmadas con muy poca calidad, como con videocámara doméstica, mientras que las comerciales están hechas con mejor grano e imagen, enfatizando el mundo perfecto y de fantasía que las marcas intentan vendernos con sus anuncios.

Justo al medio minuto de video vemos esa primera transición que transforma la realidad en un anuncio de refresco (y que de paso nos informó de que Jewel tiene pechos):


De igual forma, el hecho de que cada 'marca' lleve el nombre de Jewel nos da otra clave, la denuncia de que determinadas personas, por haber alcanzado una notoriedad pública o un cierto grado de fama, se conviertan en marcas por sí mismas, con la deshumanización que eso implica.

El video también hace hincapié en la hipersexualización comercial, especialmente de las mujeres. Sex sells, que se suele decir; en la industria de la música, los bailes sensuales con ropas cortas están constituidos como pan nuestro de cada día, vengan o no al caso, y de eso (de esa superficialidad y de ese culto a la apariencia física) se queja irónicamente Jewel a partir del 0:46:

La moza enseña sus cachas de Alaska

Seguimos con anuncios de vaqueros que recuerdan a Levi's (1:16) y de ropa deportiva (1:27), siendo este último modificado en Estados Unidos porque a Nike no terminó de hacerle gracia la evidente semejanza con su logotipo.

Tras parodiar un desfile de modelos, el video presenta un interludio con manifestantes que protestan de forma génerica (los carteles son deliberadamente ambiguos) y que se convierten en bailarines de un videoclip de Jewel, con una estética hip-hopera. Un rótulo asoma por la parte inferior de la campaña, simulando un mensaje de un espectador: "la música de Jewel suena mucho mejor ahora que baila, ¡me encanta!"; es la forma de criticar a las estrellas del pop que están puestas exclusivamente para menear el pandero. No es el caso de Jewel, a la que vemos moverse lo justito para que no parezca una estatua, pero con muy poquita gracia. Parece que años después intentó ponerle remedio a ese poco talento coreográfico participando en el "Mira quién baila" americano pero tuvo que retirarse al sufrir fracturas en ambas tibias en las semanas de ensayos previos.


Antes de entrar en la última secuencia del video, en la que se alarga el concepto anterior pero con temática bombera (ya que hay unos bomberos en la vida real haciendo su trabajo), se nos presenta a un indigente que se transforma en un idílico anuncio de cerveza. En la parte final, de nuevo se sexualiza de forma innecesaria, y en cierta forma ridícula, lo que realza el tono paródico de todo el videoclip.


Al final, Jewel se marcha, supongamos que a su casa, poniendo cara de "ay qué mundo éste", pero nos deja su mensaje, para que no persigamos un estilo de vida sólo porque se nos machaque a diario con que es el que debemos querer mediante la publicidad y los anuncios.

A no poca gente le resulto irónico luego que Jewel cediera esta canción para una campaña publicitaria de maquinillas de afeitar. Irónica hasta el final, la muchacha de Alaska.