lunes, 25 de marzo de 2013

Duran Duran - "A View To A Kill" (1985)

Tengo que admitir que James Bond no es un personaje que me apasione mucho. No he ido nunca al cine a ver una peli de 007 pero siempre las acabo viendo de un modo u otro.


Como la creación de Ian Fleming cumple medio siglo en el cine pues ya tocaba hablar de él en este blog. Para ello, hoy comentaré un vídeo que me encanta: "A View To A Kill" de Duran Duran

"Panorama para matar" (1985) fue la última vez que 007 fue encarnado por Roger Moore, ese actor dotado de un gran carisma y con una enorme capacidad para ejercer de caricato. 



En esta peli Moore estaba acompañado, aparte de por los clásicos Desmond "Q" Llewelyn y Lois "Moneypenny" Maxwell, por la bella e insípida Tanya Roberts haciendo de "chica Bond buena". Roberts se vio eclipsada en el inconsciente colectivo por Grace Jones "la chica Bond mala" y su famosa escena del "polvo sugerido" con Bond. 

Para villano de la función se escogió a Christopher Walken, quien años después comentó en una entrevista que no se acordaba de nada del rodaje de la película. Hecho que le convierte en un claro predecesor de Charlie Sheen.

¿A quién amenaza Grace Jones con la mirada?,
¿cuántas drogas tenía Walken en su cerebro?

Como estábamos en los 80 y el vídeoclip era lo más, pues contaron con Duran Duran para promocionar la película.

El vídeo consiste en los Duran Duran espiándose unos a otros en la Torre Eiffel mientras Moore persigue a la jamaicana.

Roger Taylor envía desde su fragoneta una serie de cámaras volantes que lucen más falsas que las votaciones para el Balón de Oro, Nick Rhodes fotografía a una modelo, John Taylor se une al tiroteo con su binocular-metralleta, Andy Taylor se hace pasar por un ciego que toca un acordeón muy particular. ¿Y qué hay de Simon Le Bon?. Pues anda por ahí con su boina, su camiseta robada a "El marinero tarugo" y un walkman (ese aparato que nos suena tan obsoleto como una piedra de lavar) que esconde un detonador.

No, no he utilizado Photoshop. No comment

Le Bon igualando en intensidad 
dramática a Roger Moore

Rhodes tomándose los 80 muy en serio.


Le Bon destruye con su walkman un helicóptero y un zeppelin, lo que viene bien para utilizar metraje de la película y así venderla mejor. Al final, Grace Jones salta en parapente escapando de Bond; Andy Taylor acciona con su acordeón una señal sonora que afecta a Rhodes a quien le acaba explotando su cámara en la cara, pero tranquilos que la capa de maquillaje le protege. 

Le Bon sigue jugando con su walkman cuando una chica guapa con acento francés le pregunta: "Excuse Me!, Aren't you?. Y él, para hacer la coña responde: "Bon, Simon Le Bon" para luego ver como lo próximo en explotar va a ser la propia Torre Eiffel. Ya el último plano os dejo que lo descubráis vosotros mismos, aunque me sorprendería que no hayáis visto nunca este vídeo.


sábado, 16 de marzo de 2013

Genesis - "Jesus He knows me" (1992)

A Phil Collins lo de hacer un poco el payaso siempre le tiró, hasta que su progresiva pérdida de audición y sus problemas articulares en las manos le agriaron el carácter. Intentó saciar su vena interpretativa en sus videoclips y en películas como Buster: el robo del siglo. Y tengo la impresión de que sus ganas de actuar las contagiaba a Mike Rutherford y a Tony Banks, los otros dos miembros de Genesis, para hacer videos como éste que hoy comentamos.

"Jesus He knows me" es el cuarto single de "We can't dance", el exitoso album con el que Genesis inauguró los 90. Su letra es una critica mordaz, directa y ácida de los telepredicadores tan en boga en las televisiones norteamericanas, gente que había extendido el reino de Dios a las televisiones y no sólo se dedicaba a predicar la buena nueva del Evangelio a una población profundamente religiosa, sino que incorporó un componente económico de elevada rentabilidad. En aquella época, alguno de los nombres más relevantes estaban siendo investigados por estafa.

El video es una fiel traslación en imágenes de la letra de la canción, en la que Collins canta cosas como "si quieres estar más cerca de Él, arrodíllate y empieza a pagar" o "Dios cuidará de ti, simplemente haz lo que yo te digo y no lo que yo hago".

La versión larga del videoclip comienza con una introducción a cargo de Phil Collins en la que explica que sintió que el Señor le llamaba por los caminos catódicos a través de una especie de revelación en forma de viaje astral en el que se vio rodeado de estrellas. También explica que Dios en persona le ha encargado que recaude 18 millones de dólares para el fin de semana, y claro, cuando eso te lo encargan desde tan arriba, tienes que cumplir. Al final de su discurso, Collins aspira por la nariz y guiña el ojo de una manera tan peculiar que se nos hace explícito, sin más recursos, que el telepredicador ha estado consumiendo sustancias muy poco religiosas.

Desde la siguiente secuencia vemos a los tres miembros de la banda desplegarse con una fanfarria muy alejada de la humildad que suele ir aparejada a la espiritualidad sincera. No son predicadores sino estrellas televisivas, seguidas por una cohorte de asesores, personal de seguridad y estilistas (siendo éstos los más inútiles a tenor de las pintas que nos traen).


En las manos sostienen revistas ficticias en las que ocupan las portadas como las celebridades que son: "Spiritu Illustrated" o "Rolling Souls". Ya lo dicen más adelante en la canción: "no tienes que salir de casa ni levantarte de la silla // ni siquiera tienes que tocar el mando, porque estoy en todas partes", lo que representa una crítica brutal no sólo a quienes venden la espiritualidad como un producto, sino también a quienes la compran.

Por algún motivo, Genesis interpreta a dos tríos diferentes de telepredicadores, y en el plano a partir del 1:52, vemos el plató de televisión desde donde los tres, con sus respectivas familias (el respaldo de la familia "como Dios manda" es imprescindible para este negocio") cantan las alabanzas del Señor y acabarán recaudando millones. La presencia de los niños en el plató nos recuerda que este tipo de estafadores sin escrúpulos no respeta ni a los menores. Obsérvese cómo el decorado recrea un espacio religioso de garrafón. Pero da el pego, porque esto no va de rezar y creer, va de hacer espectáculo. Esto es televisión.


Mike Rutherford encarna en la siguiente secuencia la hipocresía de esos telepredicadores que "venden" los valores familiares como un activo de su espiritualidad de pago, pero que luego, fuera de cámara, hacen de su vida algo mucho más interesante y, sobre todo, menos cargado de connotaciones pecaminosas.


Y hasta tal punto llega la falsedad que a Rutherford, que se supone tocado por la gracia de Dios para estos menesteres, tiene que irle indicando sus frases y sus entusiasmos un regidor.

Como curiosidad, cabe destacar que este cartel que un público entregado alza en el 2:40 no hace referencia a ningún versículo del Génesis, sino al hecho de que los tres miembros de la banda llevaban juntos ya 25 años. En su momento, se prestó a confusión.


La denuncia más contundente llega a partir del minuto 3:10, en la que los tres esforzados telepredicadores se relajan y solazan con el fruto de su trabajo en la piscina de su enorme mansión, con las cariñosas atenciones de varias mujeres de muy buen ver (tres jamelgas en toda regla, podríamos decir) en bikini.

Nada más de que sufrir en este valle de lágrimas

En el 3:54, mientras Tony Banks se dirige en limusina hacia el plató, varias revistas aparecen sobreimpresionadas e incluso la portada de un disco del trío de predicadores, titulado "It's only an album, for Christ's Sake" (algo así como "Sólo es un disco, por el amor de Dios), haciendo más hincapié en la mercantilización de los sentimientos religiosos.

En la escena final regresamos al plató en el que, en medio de un éxtasis descontrolado, el dinero llueve del cielo y la gente entrega todo lo que tiene para cumplir la voluntad del Señor, lo cual sólo sirve para llenar los bolsillos de quienes han montado su negocio alrededor de la fe de la gente ingenua.

El video se cierra como empezó, con Phil Collins cada vez más poseído de sí mismo, pidiendo a los televidentes que pongan sus manos contra las suyas en la pantalla, y finalmente desalojado por Rutherford y Banks.

"Jesus He knows me" nos previene contra los sinvergüenzas más evidentes, los que emplean los fuegos artificiales de la tele para engañarnos y desplumarnos. Es un primer paso. Pero siempre hay que estar alerta contra los que son más sibilinos.




jueves, 7 de marzo de 2013

Bat for Lashes - "What's a Girl To Do" (2007)

En el mundo de la música hay un considerable número de intérpretes femeninas que trasladan a su música su particular mundo interior, lleno de matices y aristas emocionales que... vamos, que están como una puñetera cabra. 

En esa galería de cantautoras encontramos a Kate Bush, Björk o Tori Amos. Pero como si de La Masía se tratara siguen saliendo nuevos valores de la cantera, una de las últimas en subir al primer equipo es Natasha Khan, artísticamente Bat for Lashes.

Hija de Paquistaní, Khan sufrió el racismo en su etapa escolar, algo que la convirtió en una persona más introvertida de lo que era de por sí. Ese aislamiento hizo que se volcará en el piano y que se decantara por la música como forma de vida.

En 2006 debuta con el álbum "Fur and Gold" siendo "What's a Girl To Do" el cuarto single del mismo. Y para promorcionarlo Dougal Wilson rodó un vídeo malrollista, uno de los géneros favoritos de este blog.

Tras un plano inicial del cielo noctunno acompañado de un golpe de batería que recuerda al comienzo del "Be My Baby" de The Ronnettes, la cámara baja para mostrarnos a Natasha Khan (que se parece un poco a Lily Allen) conduciendo una bici por una carretera poco iluminada y rodeada de árboles, lo que nos hace pensar que un cualquier momento va a aparecer una horda de zombis.

Ella pone carusa de pena, 
pero yo estaría acojonado

Khan nos recita su letra mientras de fondo suenan unos acordes inquietantes con ciertas reminscencias a las pelis de John Carpenter. Cuando llega el estribillo y empieza a cantar, surgen tras ella unos ciclistas con caretas de animales bastante chungas.

Es curioso que los dos que flanquean a Khan nos hacen acordarnos de obras tan dispares como "La caperucita roja" y "Donnie Darko", esa cult movie tan extraña como sobrevalorada. Los tipos se ponen a dar palmas y brincos al compás de la música.

Más adelante Khan prosigue sola su camino pero se detiene para mirar en el arcén a dos personajes siniestros: una versión de La Muerte de "El séptimo sello" (el detalle de los globos de colores se te escapó, Bergman) y un fantasma de Halloween.

En este momento es cuando deseo 
que aparezca la horda de zombis

Y en este paseo en bicicleta tan idílico ¿cual es el siguiente paso?, pues encontrarse con un coche accidentado, boca abajo y humeante. Y es que Natasha Khan se ha propuesto ser una especie de "adalid de la negatividad", lo que la convierte directamente en la archienemiga de Martina Klein. Aunque Martina es más insoportable.

De ahí al final, Khan se vuelve a acompañar de los ciclistas con caretas animalescas que siguen con sus palmas y sus saltos hasta que la vuelven a dejar sola en tan inquietante paraje. La cámara hace un zoomback  y se aleja de ella mientras sigue pedaleando.

Y yo me quedo triste porque al final no he visto a ningún zombi.